Este año conmemoramos el VIII centenario de la composición de ese “Cántico de las Criaturas”, un texto que trasciende la mera poesía para convertirse en una profunda lección de interconexión y respeto. Esta no es solo una efeméride; es una invitación apremiante a detener el ruido ensordecedor de nuestra rutina y a re-sintonizar nuestros sentidos con la melodía sutil pero poderosa de la creación que nos rodea. La llamada de Francisco a la fraternidad universal nos interpela a ir más allá de la mera admiración estética de la naturaleza. Nos impulsa a una ética del cuidado, a una responsabilidad activa por preservar la integridad de nuestro planeta y a construir relaciones basadas en el respeto y la justicia con todos nuestros “hermanos y hermanas” de la creación.